4 de julio de 2008

Presentación Final

Sueño Profundo es un libro que juega con la mente de las personas, cuando ellos menos lo esperan, donde podrás leer e imaginar sus pensamientos más ocultos y deseados o temidos.



Y vos... Que soñaste la última vez?



27 de junio de 2008

Irreconocible


Está en una calle solitaria y oscura y de lejos ve una sombra acercarse a él. Es la silueta de una mujer que cada vez se hace más reconocible ante sus ojos. Ya está a solo unos pasos y él la reconoce. Parece ser Jazmín, una vecina de la cual había estado enamorado desde que ella se mudó al vecindario a su corta edad de siete, pero que misteriosamente, luego de once años, desapareció con su familia sin previo aviso ni explicación. Finalmente se encuentra a su lado y lo mira dulcemente. Él se da cuenta que no es ella. Tiene su mismo aspecto, el cuerpo es exactamente el mismo y sus rasgos son exactos. Se mueve con el mismo estilo que antes y sus modismos son idénticos. Sin embargo, él sabe que esta hermosa mujer que se encuentra a su lado, no es Jazmín, no es ella. Hay algo extraño que le indica y le asegura que esta mujer es otra persona. Sin embargo él actúa con naturalidad y la trata como si ya la conociera de antes. De pronto la calle se convierte en un paisaje pintoresco, lleno de árboles y plantas, y cada una repleta de flores coloridas. Parecería un cuadro irrealista acerca de la primavera, ya que todo es demasiado perfecto. Conversan en el camino, y ambos sienten una conexión extraña que los une a pesar de que no se conozcan. Él la mira de reojo mientras camina y hablan, y no entiende como alguien puede ser y no ser al mismo tiempo. Sin importarle, le toma la mano y camina junto a ella.

Adrenalina


- ¡Más rápido!
Asoma su cabeza para adentro del auto y le pide al conductor más velocidad. Están adentro del auto, pero no uno culaquiera, están viajando en el auto naranja de los Dukes de Hazard. El interior va lleno, todos pelearon por su lugar, así que a ella no le queda otra más que viajar del lado de afuera. Se sujeta del espejito retrovisor del lado del copiloto y siente la adrenalina como una caída libre. El viento le tira el pelo hacia atrás, y el flequillo le golpea contra la cara. Nada la preocupa, porque viaja junto al auto que siempre quiso. Adentro están su hermano y el hombre que siempre le gustó. Pero no parece darles importancia, porque disfruta demasiado el sentimiento de peligro que corre por sus venas. No recuerda haberse bajado del auto, pero ahora camina por la playa, junto a estos dos hombres y una amiga más. No hay diálogos entre ellos, pero se nota en sus expresiones caras alegres de felicidad. Todo pasa rápido. Por sus entrañas hay un sentimiento raro que la impulsa a moverse sin parar. Está eufórica y todavía siente la emoción de aquél auto en el cual viajó, y se mezcla con las mariposas revoltosas que nacieron en su vientre como producto del amor que siente por este chico. Junto a él, se acercan a la orillita del mar y comienzan a correr hacia el. Sus rastas vuelan libremente por los aires y de a poco comienzan a salpicarlo. Ella lo sigue atrás con una sonrisa en el rostro. Están los dos sumergidos completamente. El agua es cristalina como una pileta recién limpia y se puede ver absolutamente todo. Igualmente lo único que ella ve, es a su chico y sus rastas que se mueven como patas de pulpo y lo ayudan a mantener su equilibrio bajo el agua. Se hace tarde y quieren volver. Estacionados justo en frente de la playa, hay cuatro relucientes karting de carrera. Cada uno se sube a uno diferente, aceleran lo máximo que pueden y juntos se pierden en el horizonte.

24 de junio de 2008

Camino a la luz

El cielo lentamente se convierte en una imagen borrosa difícil de distinguir. El suave celeste se está convirtiendo en un blanco intenso que lastima mis ojos, me paro y quiero caminar hacia él. Hay un camino largo, y la luz en el fondo llamándome. Mi curiosidad es muy grande. Estiro un brazo e intento alcanzarla, pero no llego. No desisto, sé que tengo que caminar. Escucho un ruido muy violento, seguido a otros agudos insoportables que me tiran al piso nuevamente. Ante mis ojos, una vez más un panorama completamente blanco. Quiero pararme, pero una fuerza extraña me tira para atrás y no me deja mover. Quiero buscar la luz, quiero saber que hay al final del camino, pero mi cuerpo pesa más que las fuerzas que pueda hacer, y no hay forma de moverlo. Mi cuerpo no responde, no funciona, no hace caso a mis pensamientos. Cierro los ojos para hacer más fuerzas y al abrirlos me quedo perpleja en asombro. Sobre mi rostro, veo más blanco, pero ya no es puro ni llamativo, ahora es simplemente un techo sólido y sucio. A mi alrededor, médicos, incontables médicos y enfermeras sosteniendo instrumentos de todo tipo. Se acercan a mí con sus cuchillos, y sin anestesia alguna me lo incrustan en la piel, como si fuera un cacho de carne en el medio de una mesa familiar. Les grito desesperada, pidiendo algún calmante, les trato de hablar, pero parecen no escucharme. Quiero golpearlos, alejar sus instrumentos, llamar su atención, pero no hay caso. Solo mis pensamientos acompañan a mi dolor, y no hay nadie quien me entienda. No me oyen ni responden a mis plegarias. Sus batas lentamente se van ensuciando con más y más sangre, y ante mis ojos, no son más que carniceros violentos, listos para rebanar lo que ven ante sus ojos. Siento temor y muchísimo dolor. Escucho sus voces, y oigo sus palabras. Dicen que no hay esperanzas, que ya estoy muerta. Cierro los ojos una vez más, para controlar mi dolor. Mágicamente ya no siento más nada, abro los ojos y veo nuevamente una luz brillante. Feliz, camino hacia ella.

20 de mayo de 2008

Deseo Carnal


- ¡No, No! Te digo que no puedo. Se llega a enterar mi novio y me mata. Después te busca a vos y también te mata. No es que no tenga ganas, pero no puedo.
Está parado adelante mío y no puedo contener ese cuerpo, esa mirada. ¿Por qué me gusta tanto? El quiere algo conmigo y yo quiero algo con él. Pero a mi novio lo amo. Esos labios, que ganas de arrancárselos de un mordisco. No aguanto más esta tentación. Después de haber esperado tanto tiempo, después de haberlo seguido secretamente a todos lados, después de haberlo buscado tanto sin tener éxito, finalmente está en mi habitación. Estamos solos y nadie nos molesta. Yo le tengo ganas y él a mí. Esto es más fuerte que yo. Me acerco y le muerdo violentamente los labios. Me volví una salvaje lista para devorar mi presa. Lo beso apasionadamente y mientras acaricio con una mano su espalda y con la otra su cuello. Esto se está volviendo muy interesante pero a la vez difícil de controlar. Ya está, ya me hundí, vamos a hacerlo con estilo. Le saco la remera y le siento la piel mientras suspiro. Mi respiración se está volviendo más agitada y sólo imagino su cuerpo desnudo. Lo beso nuevamente y él comienza a sacarme la ropa. Estamos en la cama tirados, el abajo y yo arriba con mis piernas en sus costados. Que bien se siente, que placer. Siento su corta pero fuerte respiración en mi odio y me impulsa a moverme cada vez más rápido. Cierro los ojos para disfrutar este momento, para no desconcentrarme con nada. …

- Ahh… sí

… Lo agarro fuerte de sus costados y abro los ojos con una mirada de satisfacción. ¿Qué pasó? No entiendo nada. ¿En donde está? ¿Por qué está mi novio en su lugar?

18 de mayo de 2008

Espectáculo


La sala está llena. Es la primera vez que veo tanta gente en el público. Una sensación de adrenalina pasa por mi cuerpo y me impulsa a moverme sin parar. Salto de un lado para otro atrás del telón y sigo espiando por la hendijita que queda abierta. Miles de personas esperando a que yo salga a entretenerlos. Escucho aplausos lentos marcando un llamado. Gritan mi nombre repetidas veces. Por mi mente tatareo la canción con la cual voy a empezar y me pongo la guitarra al hombro listo para salir. Nunca imaginé que vendría tanta gente a mi debut. Me siento tan exitoso. Cualquiera daría lo que fuera por estar en mi lugar. Salto en mi lugar un par de veces más y miro a mí alrededor buscando con la vista a mis músicos quienes también se están mentalizando para rockear. Tres… Dos… Uno…. Se abren los telones y corremos al escenario iluminado con diferentes tonos de rojo y cada uno ocupa su lugar. Obviamente, yo estoy en el centro del escenario con una sonrisa de satisfacción, listo para comenzar la función.
-¡Hola mi gente! ¡Gracias por venir!
Digo mis primeras palabras. Todos me miran en asombro, algunos con la mandíbula caída. Otros se tapan los ojos, y muchas chicas sonrojadas comienzan a reír. No entiendo nada. ¿Por qué reaccionan de esta manera? Siento un vientito entrar a mi cuerpo y me doy cuenta que no hay nada bloqueándolo. Miro hacia abajo y me quedo paralizado, perplejo, anonadado. Estoy desnudo.

10 de mayo de 2008

Es hora


Estoy en la relojería de mi padre. A diferencia de muchas veces, se encuentra mucho más oscuro, sin embargo el mínimo reflejo de luz que entra, rebota en los vidrios de los diversos relojes. Miles de relojes colgados por toda la pared sonando a destiempo, y cada uno con un tono diferente y particular. Tic... toc… tic… toc… Una orquesta de instrumentos desafinados y rebeldes marcando su propio ritmo. Cada aguja apunta a un lugar diferente. Algunas agujas se mueven hacia la derecha, mientas otras más rezagadas decidían girar hacia atrás. Las más perezosas van bien lento, y otras más aceleradas giran sin parar. Las horas pasan como segundos, y los segundos giran sin dejar que el minutero descanse. De repente siento un escalofrío entrar por mi cuello y escaparse por mis pies. Algo tenebroso y muy raro está pasando. Giro rápido en mi lugar, buscando a mi padre. No hay nadie y mi única compañía es el eco de mis pasos. Corro sin saber hacia donde ir, atormentada por el sonido de miles de horarios mentirosos que me persiguen a donde voy. En el camino tropiezo varias veces, la oscuridad sigue siendo la misma que antes. Me paro lo más rápido posible para seguir mi camino. Tengo miedo, mucho miedo. Tengo que seguir, tengo que encontrar a mi papá. El pasillo no parece reducirse pero ya no puedo volver hacia atrás. Después de una larga y exasperante maratón, veo una luz muy potente pero a la vez muy pequeña. Parece venir de un cuarto más alejado y esperanzada a que sea el final del pasillo acelero mi paso. Cada vez la luz se hace más potente y de mayor tamaño. Ya estoy más cerca. Comienzo a ver una imagen borrosa. Es algo tirado en el medio de la sala. Corro con curiosidad y me aproximo lo más que puedo. Todavía envuelta en el mismo sonido tenebroso de los relojes, llego a la sala y veo un cuerpo. Lo reconozco. Es mi padre. Está tirado en el centro del piso rodeado de su sangre. Sus ojos todavía están abiertos, pero es escasa su respiración. Desesperada me acerco a su cuerpo y le tomo la mano.
_ ¡Abrí los ojos! No me dejes…
Me tiro a su lado y lo abrazo. Mis lágrimas caen sobre sus cachetes y me mira por última vez con la misma dulzura que siempre. Tititi…tititi...tititi… Todos los relojes suenan al mismo tiempo por primera vez. Sus diferentes alarmas combinadas forman una gran bola de sonido. Mi padre cierra los ojos. Miro a mi costado y veo que todos los relojes están marcando las doce en punto. Todos, sin excepción alguna, marcan su hora.