27 de junio de 2008

Adrenalina


- ¡Más rápido!
Asoma su cabeza para adentro del auto y le pide al conductor más velocidad. Están adentro del auto, pero no uno culaquiera, están viajando en el auto naranja de los Dukes de Hazard. El interior va lleno, todos pelearon por su lugar, así que a ella no le queda otra más que viajar del lado de afuera. Se sujeta del espejito retrovisor del lado del copiloto y siente la adrenalina como una caída libre. El viento le tira el pelo hacia atrás, y el flequillo le golpea contra la cara. Nada la preocupa, porque viaja junto al auto que siempre quiso. Adentro están su hermano y el hombre que siempre le gustó. Pero no parece darles importancia, porque disfruta demasiado el sentimiento de peligro que corre por sus venas. No recuerda haberse bajado del auto, pero ahora camina por la playa, junto a estos dos hombres y una amiga más. No hay diálogos entre ellos, pero se nota en sus expresiones caras alegres de felicidad. Todo pasa rápido. Por sus entrañas hay un sentimiento raro que la impulsa a moverse sin parar. Está eufórica y todavía siente la emoción de aquél auto en el cual viajó, y se mezcla con las mariposas revoltosas que nacieron en su vientre como producto del amor que siente por este chico. Junto a él, se acercan a la orillita del mar y comienzan a correr hacia el. Sus rastas vuelan libremente por los aires y de a poco comienzan a salpicarlo. Ella lo sigue atrás con una sonrisa en el rostro. Están los dos sumergidos completamente. El agua es cristalina como una pileta recién limpia y se puede ver absolutamente todo. Igualmente lo único que ella ve, es a su chico y sus rastas que se mueven como patas de pulpo y lo ayudan a mantener su equilibrio bajo el agua. Se hace tarde y quieren volver. Estacionados justo en frente de la playa, hay cuatro relucientes karting de carrera. Cada uno se sube a uno diferente, aceleran lo máximo que pueden y juntos se pierden en el horizonte.